¿Cómo ha sido tu experiencia con el primer beso?

Nuestro primer beso fue así, ¿y el tuyo?

Apasionante, mágico o normalito e incluso toda una tragedia. El primer beso de cada una de nosotras y nosotros está atravesado por mil y una historias. Ahora que el 14 de febrero ya está aquí (y en un contexto de pandemia) queremos seguir celebrando los besos. En concreto, queremos visibilizar la importancia del primer beso, ese que para bien o para mal ha marcado nuestra adolescencia (y que en los peores casos, hemos logrado sustituir por una experiencia más placentera). Por eso, mi equipo y yo hemos preguntado a nuestras amigas y aquí te contamos algunas anécdotas.

Para empezar, os contaré mi experiencia con mi primer beso:

Mila Ivanova, 30 años, creadora de Dale un Beso a la Vida:

“Antes de mi primer beso, tuve varias oportunidades en las que al final no sucedió nada. Recuerdo una con un chico de Rusia que me gustaba mucho, era de mi instituto. Estábamos jugando a la botella y me tocó besarle y cuando él dijo bueno, vamos a besarnos a mí me entró un calor (y eso que era invierno en Rusia), me giré y me fui corriendo a casa. Así que mi primer beso fue en España, casi recién llegada y sin saber hablar español, con un chico de Colombia, tenía catorce años y, después de besarnos, estuve tres días como volando con pajaritos en el estómago… No sé… Todo el rato una sensación espectacular que no sé ni cómo describirla. Después de eso, me enseñó a hablar un poco español y por cada palabra bien dicha, me daba un beso. Lo más curioso de todo es que cuando decidí empezar a pintar con besos, fui a comprar pinturas y me lo encontré justo al salir de la tienda… ¡Hacía once años que no nos veíamos! Entonces, pensé esto es el destino, tengo que pintar con besos”.

Y estas son las experiencias de nuestras amigas con su primer beso:

(Para garantizar la privacidad de datos, hemos sustituido los nombres verdaderos).

Elena, 34 años:

“Me acuerdo perfectamente… Me acuerdo de la sensación como de comer pipas, de no poder parar… Me gustó tanto…”

Belén, 32 años:

“Mi primer beso fue de excursión con el cole a Port Aventura. Esperando en la cola para subir al Dragon Khan, colas que solían ser muy largas tipo una hora, mis amigas y yo conocimos a un grupo de chicos que venían de Madrid. Cuando bajamos de la atracción, uno de esos chicos estaba esperándome y me invitó a dar una vuelta y pasar el rato juntos por el parque… Me acuerdo que nos fuimos a unos bancos supuestamente escondidos porque me daba vergüenza que la gente del cole me viera con él… Este chico tenía unos labios súper grandes y me gustaron mucho porque era así como “acolchado”… Y tuve espectadores porque mis compis y los compis de este chico nos estaban espiando, así que ya te puedes imaginar…”.

Paula, 27 años:

“Mi primer beso fue a los 4 o 5 años, estábamos en casa jugando con un amigo de la infancia y mis primos haciendo un puente entre los sofás con los cojines. Me acuerdo que justo estábamos este niño y yo intentando cruzar el puente de la mano y nos caímos y nos dimos un besito intencionado. Y mi primer morreo fue horrible. Yo tenía catorce años y justo mi mamá nos había llevado al pueblo donde ella vivía. Me fui tres meses de vacaciones. Allí todas las chicas salían de fiesta, tenían novio… y yo no. En esa época había que quedar para besarse con alguien, entonces íbamos a la plaza o a algún lado y nos morreábamos. Cuando quise saber qué era besarse, la chica que se hizo mi mejor amiga organizó una cita con su novio, el mejor amigo de su novio (que era guapísimo y que todas se habían besado con él) y yo. Y fuimos a un lugar horrible, oscuro, porque obviamente allá todos conocían a mi mamá y si me veían con este chico iban a saber que algo había pasado… El tipo me besó, me metió la lengua… ¡y fue asqueroso! Así que me asusté y le dije vale, ya no quiero. Y esperamos a que mi amiga terminara. Un trauma”.

Carolina, 33 años: 

“Mi primer beso fue a los 8 años con un noviete del cole, en la piscina del barrio y bajo el agua. ¡Taaaan bonito! Mi primer morreo me lo di inesperadamente jugando al duro en unas escaleras de mi barrio. Mis amigas y yo pasábamos por allí, estaban los chicos del barrio y nos invitaron a jugar al duro. Yo estaba muy nerviosa porque soy muy escrupulosa y tenía pánico al momento saliva. Pero también tenía muchas ganas, mi hermana es peluquera y como en aquella época estaba estudiando peluquería, tenía una cabeza en casa de plástico con la que me solía besar para practicar. Jugando al duro, me tocó morreo y el chico con el que me tenía que besar me metió directamente la lengua y el contacto, la humedad, la viscosidad, el sabor… todo me dio un asco horrible, así que lo aparté y me fui corriendo a casa. Por suerte, mi primer beso de verdad fue a los catorce años con mi primer novio adolescente. Salíamos del cine y estábamos comiendo un chicle de plátano. Nos quedamos en unas escaleras parados y me dijo ¡mira eso! Señalando por encima de mí. Yo me giré a mirar lo que señalaba y cuando me volví hacia él, el chico se avanzó y me besó. Sabía a palomitas y plátano y fue maravilloso, estuvimos un montón de rato besándonos, nada que ver con el primer morreo”. 

Es súper interesante observar cómo se repiten experiencias. Que si pipas, parque, barrio, cole… Pero sobre todo, ¡los nervios! Esto nos da que pensar, y quizás sería cuestión educativa quitar la presión sobre el primer beso… para que ninguna niña ni ningún niño se sienta presionada/o y precipite la experiencia solo para “ser mayor”. Bueno, es solo una idea. Afortunadamente, siempre llegan nuevas situaciones que nos ayudan a recordar los besos como lo que son: ¡maravillosos! ¿Os animáis a compartir con nosotras vuestra experiencia con el primer beso?



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